¿Alguna vez has escuchado el término "riesgo/beneficio" en el mundo de las inversiones y te has preguntado de qué se trata?
Bueno, vamos a descubrir juntos por qué esto debe estar detrás de todas las decisiones de inversión (¡y que haces tú, aunque no sea conscientemente!).
Riesgo/beneficio es una ecuación que debes considerar al evaluar las opciones de inversión en tu camino hacia la libertad financiera.
Primero es importante decir que aunque sí existen ecuaciones reales que describen este comportamiento, aquí nos referimos, más bien al concepto de analizar y entender qué beneficios puede tener la oportunidad y los riesgos esta oportunidad trae consigo... no tienes que literalmente arrastrar tu lápiz para sacar el resultado (aunque podrías).
El riesgo: el compañero de viaje
El riesgo es una parte obligada de cualquier inversión.
Vale la pena repetirlo: el riesgo es una parte obligada de cualquier inversión.
Es esa sensación incómoda en el estómago que nos hace dudar antes de dar el paso. Pero no hay que tenerle miedo, sino hay que entender bien de qué se trata y usarlo de la forma correcta.
Piénsalo así: tu día a día está llena de riesgos e inclusive cuando cruzas la calle y estimas el si es o no buen momento para cruzar, estás haciendo una evaluación riesgo/beneficio – un riesgo es que te atropelle una combi. Y así hasta cuando te subes a un carro o a un avión.
Pero, ¿eso significa que te metes a tu cama y dejas de vivir? ¡Por supuesto que no! Más bien lo que hay que hacer es, tomando precauciones e informándote de los riesgos, haces lo posible para minimizar esos riesgos. Y luego, ¡tomas la oportunidad por los cuernos!
Lo mismo pasa en el mundo de las inversiones. El riesgo no significa que vas a perder todo tu dinero, para nada. Más bien se refiere a que existe una posibilidad (mayor o menor, dependiendo de lo que estemos hablando) de que tu inversión no resulte como querías.
Algunas inversiones tienen un mayor riesgo (suele pasar con las más innovadoras) mientras que otras tienen un menor riesgo (hablamos hace poco de los CETES, ¿te acuerdas?). La clave es evaluar con cuidado el riesgo asociado a cada inversión y decidir si estás dispuesto y capacitado para manejarlo.
El beneficio: la recompensa tentadora
Ahora que hemos desmitificado el riesgo, es el turno del otro lado de la ecuación: el beneficio. Éste es la recompensa que esperas recibir de tu inversión.
Puede verse de diferentes formas, como ganancias por tu dinero invertido, pago de intereses, dividendos, rentas o incluso, si inviertes en una empresa en etapa temprana, en el potencial de ser accionista de una empresa que la saque del parque.
Hay mucha gente que prefiere recibir un ingreso mensual constante, y para eso hay herramientas de inversión buenísimas y que son de muy bajo y de bajo riesgo.
Y claro que es muy fácil dejarse llevar por los beneficios que suenan bonitos y que la gente suele prometer. Recuerda que las promesas son baratas y cumplir es caro – en otras palabras, prometer es más fácil que cumplir.
Todos siempre queremos recibir lo más posible de cualquier cosa, pero no olvides, si el retorno es alto, es porque el riesgo también lo es.
Lo importante: la famosa ecuación
Es fundamental entender que el tamaño del beneficio potencial está muy relacionado con el riesgo. Las inversiones con más riesgos prometen mayores beneficios potenciales, mientras que las inversiones más seguras pueden darnos rendimientos más modestos.
Si alguien te dice que los retornos altos son seguros, debes tener cuidado, ya que es casi tan probable como encontrarte con fuego que enfría y hielo caliente.
Debes entender tu tolerancia al riesgo y tus objetivos financieros. ¿Estás dispuesto a asumir riesgos más altos para buscar mayores recompensas o prefieres una estrategia más conservadora que te de un crecimiento gradual pero más constante?
¿Cuándo necesitas el dinero que invertirás y su retorno?
¿Es parte de tu plan de retiro o para tus próximas vacaciones?
Y claro, como decían nuestros abuelos: si algo es demasiado bueno para creer, probablemente sea falso. Es importante tener en mente que los beneficios deben de ser algo racional, que sea creíble, y si no lo son debe de haber algún tipo de explicación que va desde que el negocio tiene más riesgo del que te están diciendo, hasta que sea una pirámide o fraude.
El equilibrio: encontrar tu punto óptimo
La clave para el éxito en la inversión radica en encontrar el equilibrio adecuado entre el riesgo y el beneficio que sea adecuado para tí. No hay una fórmula mágica que funcione para todos.
Aunque te sientas cómodo con riesgos importantes, no debes de – entonces puedes hacer inversiones más agresivas, pero sin dejar de tener una parte de tu dinero en inversiones más conservadoras, por si algo sale mal con las otras.
Las teorías tradicionales de inversión dicen que debes ser más agresivo de joven y paulatinamente más conservador conforme envejeces. Sin embargo, según Benjamin Graham, primero maestro, después jefe, socio y amigo de Warren Buffet – uno de los inversionistas más exitosos de toda la historia – debes conocer tu tolerancia al riesgo y seguir tu estilo de inversión siempre, ya que aunque nosotros estemos o no aquí en 25 años, nuestro dinero seguirá estando.
La diversificación: el arma secreta
Si hay una palabra clave en el mundo de las inversiones, es "diversificación". La diversificación implica distribuir tus inversiones en diferentes clases de activos, sectores, regiones geográficas y tipos de instrumentos financieros. En pocas palabras, no pongas todos los huevos en la misma canasta. Esto te permite mitigar el riesgo al no depender de un solo activo o mercado.
Nosotros practicamos una diversificación que llamamos concentrada; invertimos en diferentes sectores inmobiliarios, en distintos países y con diferentes perfiles de riesgo, pero casi todo nuestro patrimonio lo tenemos en bienes raíces que generan rentas – conocido como bienes raíces comerciales (esto incluye locales comerciales, departamentos en renta, oficinas, espacios industriales, de distribución y de servicios médicos).
Diversificar, ya sea como se recomienda en lo tradicional o como lo hacemos nosotros, es la diferencia entre que tu única estrella sea Messi y apostarle todo a eso (con la posibilidad de que se lastime mañana y todo tu plan se va para abajo), vs contratar varios jugadores en cada posición que sea bueno pero que no implique invertir todo tu dinero. Si uno de tus activos o inversiones no rinde como esperabas, otros podrían compensarlo. Al diversificar, estás protegiendo tu cartera y aumentando tus posibilidades de obtener beneficios consistentes a largo plazo.
La gestión del riesgo: tu salvavidas
No podemos olvidar la importancia de la gestión del riesgo en la ecuación riesgo/beneficio. Puedes decidir ser tú mismo quien gestione cada paso de tu camino de inversión, o delegarlo en terceros expertos en el tipo de inversión de que se trate.
Si vas a invertir en la bolsa de valores, a menos que estés listo para leer unos 15 a 20 libros y a dedicarle al menos dos años a estar aprendiendo mientras inviertes con montos bajos, recomendamos que pongas tus inversiones en un fondo tipo índice.
Con esto, aunque pueden haber variaciones en el corto plazo, mientras sigas cumpliendo con tu plan de inversión mensual o anual, lograrás, a largo plazo, construir tu capital en acciones de las empresas que cotizan y forman parte del índice en el mercado de valores.
Si quieres invertir en inmuebles, salvo que tengas el capital para comprar solo una propiedad, entonces invertir como parte de un grupo en propiedades en particular que sean administradas por profesionales, sería nuestra recomendación – y finalmente en este nicho nos encontramos nosotros.
En cualquier caso, proponte leer al menos un par de libros de inversión, negociación y finanzas por año. Si haces esto no te convertirás automáticamente en experto, pero al menos serás un novato muy bien informado y podrás evaluar cada vez mejor las oportunidades.
Tu viaje de inversión: una evolución constante
Recuerda que tu viaje de inversión es un proceso en constante evolución. A medida que tengas más experiencia y conocimiento, tus objetivos y tolerancia al riesgo pueden cambiar. Si cambian de manera sustancial, ajusta tu estrategia, pero con una visión de al menos 5 años y de preferencia, de 10.
Ten cuidado de querer estar viendo tus acciones e inversiones todos los días – por más que te le quedes viendo no va a cambiar su comportamiento.
En conclusión, la ecuación riesgo/beneficio es el núcleo de toda inversión y francamente, de cada decisión que tomas en tu vida.
Comprender cómo interactúan entre sí y tu tolerancia al riesgo te permitirá tomar decisiones más informadas y adecuadas a tus necesidades.
Debes ser curioso, investigar, preguntar y leer además de ser paciente y perseverante. Si lo haces, ¡el éxito está a tu alcance!
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